Licenciada en Filosofía, egresada de La Universidad del Zulia. Cursó la maestría en Filosofía en la Universidad de Michigan en los EE. UU. y el doctorado en Historia en la universidad La Sorbona, de París. Profesora emérita titular de La Universidad del Zulia y profesora visitante en universidades de Cuba y Salvador. Fue directora de la Escuela de Filosofía de LUZ y coordinó el programa de Maestría en Filosofía. Formó parte de la Comisión Presidencial para la Conmemoración del Bicentenario de la Expedición Revolucionaria de Francisco de Miranda. Desde 2011 durante cuatro años fue Diputada a la Asamblea Nacional de Venezuela. Fue Coordinadora de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad desde su creación en 2005 hasta el 2017. Ha publicado varios libros en el campo de la filosofía y la historia, entre los que destaca Francisco de Miranda. Precursor de las Independencias de América Latina. Fue distinguida con la orden Francisco de Miranda, en su Primera Clase, otorgada por la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela y la orden Jesús Enrique Lossada, en su Primera Clase.
Las obras (fotográficas y pictóricas) fueron expuestas en La Estancia: "Bolívar Imagen y Símbolo Emancipador" (pintura, escultura e instalación) y "Nuestro Bolívar de Cada Día" (fotografía). Octubre 2011.
Por
José Javier León
Entendemos mejor
el dolor que la gloria. En el dolor
-humano definitivamente- podemos pensar;
en la gloria no; la gloria
es irracional; sólo nos es dado admirarla;
vería desde lejos,
e inalcanzable; ver la gloria
-siempre ajena- nos
deja sin palabras;
nos vuelve cosas y como
cosas, insensibles.
¿No nos sembraron
el culto a la gloria,
las fiestas patrias
de la oligarquía?
La gloria
es un placer extático.
Pasmo, súbito y fugaz.
El dolor en cambio, y la
tristeza son la certeza
del cuerpo en el tiempo, su peso en el mundo. Sabemos por
el dolor
que estamos
vivos. Y si la
memoria está viva es precisamente porque
duele.
Cuando la
historia se convierte
en memoria gana cuerpo y presencia.
La memoria
es el pasado vuelto presente,
dolor encarnado;
la historia, en cambio,
vuelve el tiempo puro espacio.
La memoria torna cuerpo
el pasado, lo hace tangible,
palpable, sensible.
La historia
no tiene más destino que escribirse
y quien [la]
escribe queda necesariamente
fuera del texto. La historia
es externa; la
memoria, eterna.
La memoria pide
la palabra y se hace con palabras que discurren.
Y si no son de aire sino
escritas, se desprenden
del texto; gravitan. La ráfaga de
humanidad no construye cultos ni templos, se
queda a ras de vida. Ese desprecio por lo fijo,
lo aprovecha el Poder para levantar efigies en piedra o bronce.
La memoria oficial borra los cuerpos y su presencia casi humana para
imponer el respeto mudo, la imagen vacía de los héroes. La memoria del poder se
construye con duros materiales porque su sueño es la petrificación. No hay
poder eterno, [vana ilusión], pero el poder sueña la eternidad y la reclama
para sí, remedándola en la finitud de la
materia.
No cabe duda de que los raptos de
humanidad profunda existen y se expresan en las distintas formas que en la cotidianidad
asumen las imágenes de los héroes y las heroínas, éstas por cierto
hace rato más cerca del pueblo que de la historia oficial.
Menos madres votivas que lanzas aguerridas.
Las multiplicadas réplicas copian
el gesto heroico, el perfil mayestático, la medalla, la apostura celestial,
la mirada y la frente altivas, serenas, infinitas. No
importa la calidad del artista
o de la obra, el gesto en esencia es
el mismo, el cuerpo se yergue vigoroso
y el pecho ostenta plenitud. Las formas de la eternidad
se reproducen incluso en baratijas: los mismos
ojos negros atraviesan el tiempo y nos interpelan.
Aparece Bolívar para decimos,
pese a la distorsionada
historia oficial que alabó las formas despóticas del poder, que ciertos hombres
y mujeres existieron y dieron sus vidas -y lo perdieron todo- por la Patria -venciendo
el olvido-.
Las oligarquías
volvieron piedra el recuerdo de los Padres de Todos y abusaron
de sus nombres para rubricar fingidamente sus destinos,
para crearse abolengos heroicos. Fueron
también los más decididos a borrar la humanidad, los
dolores, los sacrificios y pesares de quienes se volvieron, porque la vida es
pertinaz, rumor secreto, digna rabia
de los pobres.
Cuando su humanidad, cuando el
Bolívar de carne y hueso, el que atravesó el continente
afiebrado, conmoviendo ejércitos de desharrapados para dar cumplimiento a lo
que parecía imposible.
Cuando lo vemos compartir la soldada
y la soldadesca. Cuando lo vemos caer y levantarse, comprender
y avizorar
el futuro. Cuando definitivamente
aparece cada cien años, es
porque los pobres lo invocan, porque se hace coro en las bocas.
Cada tanto, el nombre de Bolívar
vuelve en los rostros curtidos de los olvidados de esta tierra la misma que
tantas veces cabalgó trajinando su sueño de Patria Grande. Cada tanto, baja, literalmente
de la piedra, del bronce, del recuerdo
pétreo de las oligarquías y de sus papeles oficiales. Pero
sabemos con una certeza de hierro, que su
nombre no será utilizado
nuevamente en vano -y
burlado- por aquellos que desde 1830 celebran su «muerte».
Para ellos Bolívar no volverá a nacer.
Con la misma fuerza no obstante, sospechamos que su nombre, hoy, de boca
en boca en la América morena, en Nuestra América, en
la insurgente Abya Yala, con la misma
fuerza que reclama nacimiento, nos acompaña en su esfuerzo de seguir vivo y, a
nuestro lado lucha.
Su lucha como aquella, es la
nuestra, y de nuevo pende sobre la
historia hecha memoria el apotegma de Walter Benjamin: «ni
los muertos estarán a salvo del enemigo,
si éste vence».
Escritora y abogada. Columnista en
diarios de circulación nacional. Formó parte del Círculo de
Jóvenes Escritores del estado Zulia en el 2002 y en el año 2013
presentó su primer poemario llamado "Versos Incómodos”. En
el 2009, fue Ganadora del Concurso
Antología del Libro Radial en la Categoría
Poesía de la Librería Mediática en el contexto del Sexto Concurso
Anual de la Librería Mediática Radio Nacional de Venezuela. Fue
seleccionada en el 2017 para ser parte de una antología
latinoamericana de poesía denominada Entrepueblos,
poesía de Nuestra América. Editada por EDULP, Editorial de la
Universidad de La Plata en marzo de 2018. Obtuvo un accésit en el IV
Certamen SIERRA DE FRANCIA de Relato, Poesía y Fotografía de 2018
por la selección “Despedida”. Seleccionada para participar en
la edición especial de la Revista Heraldos Negros de Ciudad de
México por los 50 años del 68. En 2019, obtuvo el Premio Opinión
en medios digitales del Premio Aníbal Nazoa 2019.
"Me gustan las grietas de la pintura envejecida. Y las marcas del sol -Barrio Yungay-" Grietas en los muros de Antigua. Capas de pintura, corrosión solar, ruina y fulgor, formas aleatorias del tiempo.
Bárbara Muñoz Porqué.
Investigadora venezolana residente en Bogotá, interesada en los diálogos entre la filosofía y la estética contemporáneas. Analiza las representaciones del arte latinoamericano a partir de obras y casos que reinterpretan los archivos y se apropian de estrategias del coleccionismo, intervienen el espacio museográfico y construyen formas discursivas con las que se piensa la identidad. Es Doctora en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte de la Universidad de Chile (2018), Máster en Antropología Visual de la Universitat de Barcelona (2008) y Licenciada en Letras de la Universidad del Zulia (2005). Desde el 2016, es profesora del Departamento de Diseño de la Universidad de los Andes. Ha participado en eventos académicos y publicado textos sobre arte y filosofía, algunos de ellos disponibles en https://barbaramunozporque.academia.edu/.
Contrario a lo que parece, estas historias hablan de la vida. Si la muerte aparece en ellas, por casualidad, es pura coincidencia: sin mala intención. Las vidas tratadas son verdaderas. Ellas quedaron atrapadas en el siglo anterior, más parecido a su antecesor que a éste que ni voltea para verlos. Porque estas muertes transcurrieron cuando las cosas sucedían en el plano de lo real. Fueron escritas (¿o debería decir “serán contadas”?) por varios autores, algunos de los cuales aparecen allí como víctimas, cuando no lograron evadirse en medio de la narración. Para que se sepa que la gente triste, perseguida, relegada, extraviada, también es protagonista. Estos relatos muestran un mundo de sentires, presentando la mirada de quien no puede quedarse indiferente. En cada crónica viven la sensibilidad y el compromiso, aunque ya sabemos que estos bienes no se venden, por lo que nos aferramos a su herética vigencia con la terquedad de los viejos cujíes. Si escribir puede ser un oficio de vanidades y egolatrías, donde el afán de los orfebres de la palabra se complace en la estética –que no en la ética del discurso, es preferible arriesgar el pellejo empuñando un lápiz que ara en la arena los tesoros de la compasión. Estos cuentos nacieron en el último lustro del segundo milenio, acaso rozando el ecuador del hemisferio temporal que emergió con su promesa de futuro. Algo denuncian de lo que arrasa la parca a su paso por la fragilidad de los humanos.
Yldefonso Finol
Yldefonso Rafael Finol Ocando es nativo del Moján (Espíritu de la Aguas), un pueblo mestizo descendiente de los añú originarios del Lago Maracaibo (Tinaja del Sol), que está ubicado en la desembocadura del río Macomite (actualmente río Limón), frente a Isla de Toas (Piedra Caliza). Es economista egresado en 1985 de La Universidad del Zulia. En el periodo 1988-1989 realiza estudios político-ideológicos en la Escuela Superior del PCC “Ñico López”, en La Habana. Investigador autorizado en los Archivos Históricos de España desde 1996. En 2004 obtuvo un Diploma de Estudios Avanzados en Historia de la Universidad de Salamanca; es experto en Geopolítica de Fronteras, Derechos Humanos y Derecho Internacional de Refugiados, e investigador de temas etnohistóricos y decoloniales. Actualmente es el Cronista Oficial de Maracaibo. Ha publicado los poemarios Como la raíz del mangle (1997), Décimas para acercarse al Universo (2001), Canción de la Isla (2006), Panfletos del Ñángara (en digital 2013); y los ensayos Tiempo de Constituyente (1998), La falacia imperialista de los Derechos Humanos (2006), Constituyente: memorias del despegue revolucionario (2010), Nacimientos y renacimientos de Hugo Chávez (2011), El Socialismo del Siglo XXI: definiciones y particularidades del proceso venezolano (2012), La infundada "fundación" de Maracaibo (2015), Añun nukukarú. El libro del pueblo añú (2016), y La Doctrina Bolivariana (2019). También publicó los relatos “El cacique Nigale y la ocupación europea de Maracaibo” (2001), “Náufrago de cinco siglos” (2009), y “La Secta” (2011)
Diseño y Montaje electrónico
José Javier León Ilustraciones
Oscar Sotillo Foto del autor
Bárbara Muñoz Porqué Editorial Urgente www.editorialurgente.blogspot.com
editorialurgente@gmail.com
Depósito Legal
ZU2020000059 ISBN
978-980-18-1093-3
Después
de tantos años hoy sale al público No puede ser que la lluvia me tenga matando hormigas, de mi querido hermano Julio Puche. Estos
poemas los conservé junto a otros papeles, desde los lejanos días
de la Escuela de Letras. Con un grupo de amigos y amigas, por los 90,
hacíamos la revista In Fabula, y de alguna manera por el hecho de
que yo animaba y empujaba la publicación, quedaban en mis manos los
originales. Así sucedió con el luminoso poemario de Francisco Godoy
que se convirtió en el libro Oscuras páginas del viento.
Otros, inéditos, conservo con mesura religiosa. Estos poemas de
Puche, queridos por todos y todas, leídos en el furor nostálgico de
aquellas noches, se quedaron conmigo y por años acaricié la
posibilidad de publicarlos. Ha llegado la hora en la forma de este
proyecto Editorial Urgente que con ediciones como esta va adquiriendo
la forma que deseo, una en la que captura, toma, selecciona, guarda,
el día a día atravesado por la memoria y las formas que desaparecen.
Así, cuando vi en las redes unas series de dibujos, pinturas,
collages de Oscar Sotillo, recordé los poemas en sus páginas
amarillas, escritos a máquina, con tachones y corrector y como un
albur vi el libro como si los versos hubieran hallado una suerte de
molde en abstracto. Y comencé el diseño... No tiene claro está,
nada de extraordinario, pero sé porque lo he vivido, que estos
poemas tienen la gracia de lo que fuimos y persiste en nosotros, en
forma de amistad y amor por las cosas leves que se han hecho recuerdo
y rescoldo. Llegue hasta ustedes este libro, urgentemente dilatado.
José Javier León
Julio Alberto Puche.
Maracaibo, 1973. Egresó de la Escuela de Letras de La Universidad del Zulia en 2007. Tiene un Diplomado en Cultura de Paz y es estudiante de la Maestría en Filosofía de la Guerra que dicta la ISEOFANB. Colaborador en los '90 de la revista In Fabula. Obtuvo el Premio al Estímulo Literario "Andrés Mariño Palacio" mención narrativa (2004) y el segundo premio del concurso "La Grapa Literaria" (2006). Ha publicado Sortilegio del invisible (Ediluz, 2005), Historias parecidas, distantes y distintas (Suburbio Editores, 2005), Imprecaciones
(Nobilunios, 2016). Docente Especialista y Facilitador en las áreas de formación de PDVSA.
Oscar Sotillo. Poeta, artista plástico, editor e investigador cultural. Fundador del Colectivo La Mancha en el año 2003. Fundador y promotor del Festival de Poesía Realenga. Es licenciado en Artes Plásticas mención pintura por la Universidad Experimental de las Artes UNEARTE, y egresado de los talleres de Arte de la Universidad Simón Rodríguez. Tienes varios libros de poesía editados, ha sido columnista de varias publicaciones venezolanas. Ha sido Director General de Producción de Contenidos del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Comunicación, MINCI. Director General del Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio, IARTES y dos veces curador por Venezuela en la Bienal de Venecia. Fue Viceministro de Identidad y Diversidad Cultural. Militante a tiempo completo de la poesía, el arte y la belleza.
Mientras se oía desde una rosa la deliciosa marcha nupcial que con sus notas creaba un ambiente completamente matrimonial.
Dos lombricitas de edad temprana cierta mañana del mes de abril solicitaron en la pradera al grillo, que era jefe civil.
Al punto el grillo con dos plumazos ató los lazos de aquel amor. Las lombricitas se apechugaron y se mudaron para una flor.
Tras una vida dulce y risueña, con la cigueña las premío Dios. Y cuando abrieron las margaritas, las lombricitas ya no eran dos.
La primorosa recien nacida pasó la vida sin novedad. Y al cuarto dia de primavera ya casi era mayor de edad.
Quiso ir entonces a una visita, y su mamita le dijo:-¡No! Mas de porfiada salió a la esquina y una gallina se la comió.
Ilustradora
Veruscka Cavallaro Orence es una maracucha que se desempeña como
guionista, escritora y realizadora de televisión. En su quehacer por la
televisión pública venezolana tiene muchas alegrías que contar, sobre
todo de su tiempo en ViVe Tv; pero donde más disfrutó y amó trabajar fue
en 1,2,3 TV, el canal de los niños y niñas de la patria bolivariana. Hoy,
casi como parte de un azar maravilloso, está dibujando e ilustrando
cuentos infantiles; los de ellas y los que los amigos le pidan a bien
imaginar.
Foto: Aquiles Cavallaro.
Video Libro del poema
Las Lombricitas
Para un acercamiento al autor, leamos fragmentos de una semblanza
escrita por Laura Antillano, publicada en el diario Ciudad Valencia*
Llegando a Valencia de la mano de Aquiles
"...
Y mis primeros días de instalación en Valencia no puedo dejar de
recordarlos sin su presencia. Llegué a vivir en la calle Comercio de San
Blas y no conocía nada. Aquiles se empeñaba en que camináramos para que
aprendiera a orientarme y disfrutara de mi nuevo entorno urbano, tan
diferente a Maracaibo. Entonces recuerdo que en esos paseos él no
podía ver una casa con jardín, que estuviera solitaria en su espacio
externo, porque me hacía entrar, en su compañía, con mucha mesura y
vigilancia, sencillamente para tomar florecitas del lugar, que con
frecuencia eran trinitarias en enredaderas, o flores de berbería de
diferentes colores, lo hacíamos y salíamos apuradísimos, evitando
cualquier encuentro innecesario. Se divertía con las cosas más
sencillas y me enseñaba a mirar los detalles de las calles y la gente en
su empeño por mi adaptación a la nueva ciudad" (...) "Su labor
constante en la investigación de la historia, las costumbres del país,
el lenguaje y sus usos diversos, la formulación de modismos populares,
le llevaban a incorporar a su hacer creativo un sinnúmero de expresiones
y construcciones, a veces humorísticas, que pronto se convertían en
parte de los asuntos más buscados por los venezolanos que
incursionábamos en su obra. Posteriormente tuvo, y tendría por mucho tiempo, muchas otras razones para vincularse a Valencia..." Y
lo que hacía Aquiles con Carabobo lo hacía con muchos otros lugares de
Venezuela, porque si alguien amó a este país fue precisamente él. Por
eso nos resulta de gran importancia que Venezuela celebre sus 100 años
con eventos en todas partes y recordando su obra, retomando sus palabras
y haceres, porque si algún intelectual del siglo XX lo merece es
precisamente Aquiles Nazoa."
El 17 de mayo de 1920 nace en Caracas, Aquiles Nazoa.
De familia humilde, tuvo que trabajar para ayudar al sostén de la
familia como aprendiz de carpintero, telefonista, botones, pero en el
año 1935 consiguió ser empaquetador en el Periódico «El Universal»,
donde aprendió a corregir pruebas y tipografía. Autodidacta consumado se
esmeró por aprender el inglés y el francés, y consiguió ser en 1938 uno
de los guías en el Museo de Bellas Artes. Como periodista estaba atento
a los padecimientos sociales, hasta el punto de una vez ser encarcelado
por criticar al gobierno que desatendía la malaria. Mantuvo una columna
titulada "Por la misma calle" y en el periódico «Últimas Noticias»
redactaba poemas de humor con el seudónimo de Lancero, además se une al
semanario «El Morrocoy Azul». En 1945 publica El Transeúnte Sonreído y
en 1948 recibe el Premio Nacional de Periodismo, en el área de
escritores humorísticos y costumbristas. En el año 1950 pública los
libros El Ruiseñor de Catuche y Marcos Manaure. En 1955 se exilia a
causa de la dictadura. Tres años después regresa al país, y publica un
libro de poemas titulado Caballo de Manteca que da pie a la edición en
1970 de Humor y Amor. Entre sus estudios destacan Cuba de Martí a Fidel
Castro de 1961 y Caracas, Física y Espiritual de 1967, con la que
consiguió el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal. En
1966 realiza una compilación llamada Los Humoristas de Caracas, luego en
el transcurso de los años 70 pública La Vida Privada de las Muñecas de
Trapo y Raúl Santana con un Pueblo en el Bolsillo. Condujo el programa
de televisión Las Cosas más Sencillas. Muere el 25 de abril de 1976, en
un accidente automovilístico.
Imagen de portada:
Concepto y diseño Yldefonso Finol
Ilustración del
Cacique Nigale: Leonel Muñoz
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ISBN:
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Maracaibo, enero de
2021
Yldefonso Finol Ocando (El Moján, 09-11-1959)
Escritor e historiador. Graduado de Economista en 1985 en La Universidad del Zulia. Diploma de Estudios Avanzados de la Universidad de Salamanca en el área de Historia Contemporánea. Investigador certificado de los Archivos Históricos de España desde 1996. Servidor público en diversas responsabilidades, presidió la Corporación de Turismo del Estado Falcón (2004-2008) y la Comisión Nacional para los Refugiados (2009-2017). Garante por Venezuela en los Diálogos de Paz del ELN con el gobierno de Colombia (2017-2018). Ha realizado una intensa investigación en etnohistoria y descolonización. Es considerado el historiador del Pueblo Añú originario del Lago Maracaibo, del cual es descendiente y convivió directamente durante su militancia política desde la década del 70. Formó parte del Comité Organizador del Primer Encuentro Nacional Indígena de Venezuela en 1979. Como diputado estadal presidió la Comisión de Fronteras y Asuntos Indígenas, acompañando las luchas de las comunidades autóctonas del Zulia, con quienes aprendió sus formas de vida y cosmovisión. En esa gestión propuso una pionera Ley de Pueblos Indígenas del Zulia que fue bloqueada por los partidos del Pacto de Punto Fijo y el gobierno regional de turno. Miembro de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, se involucró activamente en el debate sobre los derechos de los pueblos indígenas. En 2001 su obra El Cacique Nigale y la ocupación europea de Maracaibo, reeditada en 2007, despertó conciencia en miles de zulianos sobre sus orígenes y la épica añú, rescatando de la invisibilidad a este héroe originario. En materia de toponimia recientemente descifró el significado de Maracaibo (Tinaja del Sol), y otras locaciones del pueblo añú como Moján (Espíritu de las aguas), Zapata (Mi mar salado), Toas (Cerro de caliza) y Paraute (Ser del agua). En los últimos años ha dedicado muchos esfuerzos al estudio de la gesta y la Doctrina del Libertador Simón Bolívar. Distinguido con la Orden Cacique Nigale de los municipios Padilla (2014) y Maracaibo (2018), y Gran Cacique Nigale por el Consejo Legislativo del Zulia y Pueblo Paraute del municipio Lagunillas (2019). Por todos sus aportes a la Historia Patria, el 6 de septiembre de 2019 fue designado Cronista de Maracaibo.
Proemio
Desde hace un tiempo ha madurado en mí la convicción
de que los pueblos que pierden conexión con su ancestralidad, son presas
fáciles del colonialismo cultural, que es la llave para todas las formas de
dominación extranjera. No puede sentir verdadero patriotismo quien no tiene de
su historia más que unos aislados datos festivos. La mediocre noción de
historia del promedio de la ciudadanía es un atentado contra la Independencia,
y contra el derecho humano a tener Patria, el más importante en tiempos del
imperialismo.
Si no hay un conocimiento fundamental de la épica
nacional, no hay estima por nuestros orígenes y se debilita el sentido de
pertenencia a un gentilicio heroico. Así, la Patria no es más que una marca de uso
ocasional, más asociada al fanatismo por un equipo deportivo que a una telúrica
querencia raigal.
La batalla crucial para seguir existiendo como
República soberana ocurre en el plano de lo simbólico. Si no asumimos con
urgencia la enseñanza del valor histórico de la venezolanidad, masificándolo a
través de la educación y las comunicaciones, luego será tarde y lamentaremos la
flojera intelectual y la falta de voluntad política para haber cumplido esta
tarea vital para la Patria. Los Bicentenarios de este 2021 son una oportunidad
única que no deben despacharse con un saludo a la Bandera, ni reducirse a ritos
de mármoles y corbatas.
Los mitos alienantes heredados del colonialismo
constituyen ideologías para la sumisión de clase, practicadas en una
cotidianidad plagada de cultos a los antivalores: el individualismo, el
egoísmo, el consumismo, lo extranjerizante, lo estéticamente kitsch, lo
éticamente desviado. La exaltación de la ignorancia como arrogancia empoderada.
La supremacía del acomodo a la opulencia mal habida.
Luchamos contra la opresión colonial como base donde
se sustenta el poder imperialista, en relaciones de subordinación que eternizan
el atraso científico y la dependencia. Son dos frentes que debemos combatir a
la vez: la castrante herencia colonialista, subyacente en el discurso histórico
y religioso dominante, y la apabullante recolonización imperialista, trajeada
de globalización neoliberal, con mil tentáculos en todas las tecnologías comunicacionales
y la industria ideológica del “entretenimiento”, especie de domesticación
masiva de seres humanos para convertirlos en mansos devotos del mercado.
II
La segunda idea que acompaña esta reflexión, es
considerar que la mayor riqueza de Venezuela no es el petróleo ni el oro ni
siquiera su impresionante potencial turístico: la mayor riqueza de Venezuela es
su historia.
El bolivarianismo es una doctrina vigente como
proyecto esencial de la independencia nacional, el anticolonialismo, la
igualdad social, el equilibrio internacional, la construcción de ciudadanía, la
ética pública, y el buen gobierno.
Ningún chantaje reaccionario debe impedir que nuestra
infancia y juventudes sean educadas en este pensamiento libertario venezolano
de valor universal. El estudio de nuestra historia patria desde la
ancestralidad nos hará fuertes de espíritu y unidos en una pertenencia-querencia
colectiva capaz de emular las proezas de la generación libertadora.
III
Dicen que no se puede cambiar la historia; y pareciera
una perogrullada si nos limitamos a entender la historia como los
acontecimientos ya consumados en el pasado. Pero la palabra historia encierra
otros posibles significados que derivan en acciones humanas conscientes si
desentrañamos sus intrincadas posibilidades.
En primer lugar, la historia como ciencia que estudia
los procesos en el tiempo, no tiene un solo enfoque. Como hechura humana tiene
diversas lecturas. También relecturas. Reinterpretaciones. Visiones críticas
dentro de la propia historiografía. Posturas antagónicas ante un mismo fenómeno.
Por citar un solo ejemplo: la llegada de los europeos a nuestro continente es
considerada por la historia oficial tradicional como “descubrimiento” y su
asentamiento en determinados lugares como “fundación”; nuestro punto de vista
es radicalmente opuesto a esa “historia”, para nosotros se trató de una
invasión y un genocidio.
Un enfoque justifica la opresión, el nuestro propone
la liberación. Del primero se proyecta la sumisión, del nuestro se convoca la
revolución.
Algo mucho más trascendente: la concepción
revolucionaria de la historia, no se limita en formar eruditos repetidores de
las viejas crónicas y leyendas; nuestra tarea es el estudio intenso y profundo
para comprender los procesos históricos, y a partir de esa apropiación colectiva
del conocimiento, asumir el rol de transformadores de las realidades opresoras,
esclavizantes y embrutecedoras.
Entonces, la historia pasada no se podrá cambiar como
hecho, pero sí se puede cambiar su interpretación. No tenemos por qué aceptar
los dogmas de una historiografía que pretende imponer un único relato, justificador
de los imperios, la supremacía cultural eurocéntrica-patriarcal y la
explotación capitalista.
¡Claro que podemos cambiar la historia! ¿Acaso no son
los pueblos quienes la hacemos?
Conozcamos a fondo nuestra historia patria, para que
seamos capaces de construir una nueva historia para nuestra Patria.