(Poemas) Antología de poemas de amor

 

© Lectura en voz alta. Antología de poemas de amor
© Compiladora Berta Vega
Poesía. Colección La Cigarra
Foto de portada: Guary Otero
Montaje electrónico: José Javier León
Depósito Legal: N° ZU2021000174
ISBN: 978-980-18-2034-5
Editorial Urgente
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Maracaibo, julio de 2021




Berta Vega. Poeta, Investigadora y Profesora, Emérita, de La Universidad del Zulia. Licenciada en Letras Hispánicas y Magíster en Literatura Venezolana por la misma universidad.  

En su trayectoria como docente e investigadora en la Escuela de Letras de LUZ, dictó las cátedras Expresión Oral, Semántica, Sociolingüística, Pragmática y Análisis Crítico del Discurso. Fundó, en esta misma escuela, el grupo Lectura en Voz Alta en el año 2001, acompañada por estudiantes de Letras y Comunicación Social. 


Su labor de difusión literaria hizo énfasis en el acercamiento a las Instituciones Educativas y Comunidades Organizadas que asisten a las actividades de Lectura en Voz Alta convocadas por El Teatro Baralt y, eventualmente, PDVSA La Estancia. También ha participado en seminarios, conferencias, talleres, foros y mesas redondas en otras universidades e instituciones culturales del país.

Ha publicado Musikós (1988), Poética del Empedrao (1998), Nombre de Isla, con el que obtuvo el Premio del Certamen Mayor de las Artes y las Letras (2005) y La Tristeza no es Sigilo (2008); además de artículos en diversas revistas nacionales e internacionales.


En octubre de 2021 fue la escritora homenajeada en la Primera Feria del Libro de Maracaibo organizada por la Alcaldía Bolivariana de Maracaibo, y en el marco de esta actividad recibió el principal reconocimiento municipal, la Orden Cacique Nigale, por su trayectoria como maestra de generaciones, promotora de lectura y defensora de la identidad lingüística de esta región.

Por Ana Felicia Núñez 

Una antología es de algún modo un acto de amor, una ofrenda al otro. En una antología se comparte todo lo que nos ha tras-tocado, movido, aquello que ha calado hondo. Años de búsquedas, de experimentar sensaciones, sabores, olores, texturas, ritmos, de construir un criterio, nuestro criterio lector.

Se parece entonces a lo que en esencia hace el maestro o la maestra, compartir lo que sabe con el otro, los otros, y provocar a partir de ahí un movimiento interno en el pensamiento que genera, cuando menos, un sentimiento: inquietud, duda, ganas de conocer, de buscar más, incertidumbre, conmoción, alegría...

En una antología, como en una clase, lo que conocemos pasa por un filtro, sutil e intangible, que resume años de investigación, de selección, de experiencias. Convirtiéndose de alguna manera en una forma de presentarnos, de decir quién soy y desde dónde miro el mundo.

Gracias Berta, maestra querida y admirada, por todo lo aprendido, por compartir lo mejor de ti por generaciones, por los niños y las niñas que aprendieron a leer a tu lado en el Teatro Baralt, en las comunidades, y por quienes nos atrevimos a «leer en voz alta». Por más Bertas en todas las escuelas de letras de este país.


 

 

Por María Alejandra Hernández

El año pasado en medio de la cuarentena, trajeron a mi casa en Caracas algunas de mis cajas con libros, los libros que había extrañado por cinco años. Fue como un día de fiesta, aún más significativo por el contexto. Para mi sorpresa, había algunos papeles y sobres entre los libros, uno de ellos contenía una antología de poemas de amor, hecha por nuestra profesora Berta Vega, la cual le dio nacimiento al grupo de lectura de la escuela de Letras: Pa´que vos leáis, leé pa’ ver.

Ese año -2001- Berta cerró su clase de «Taller de expresión oral» con la presentación de esa antología, yo había visto la materia el año anterior y debo confesar que morí, junto con otras y otros compañeros, de la envidia. Berta nos invitó a continuar con el trabajo extracurricularmente.

Fue así como comenzó esta historia de amor con la lectura en voz alta, en la parte de atrás del cafetín de la Facultad de Humanidades. En nuestras horas libres, Berta nos dio ese regalo, esos árboles, el cielo sin paredes ni techos de salones fríos por el aire acondicionado, abrió nuestra mente a lo que fue un taller de lectura.

No creo exagerar si digo que todos y todas las que participamos en el grupo aprendimos a leer ahí detrás del cafetín. Hace ya 20 años de aquellos días de lectura. Durante dos años leímos en diferentes espacios de la ciudad y desde entonces ninguno y ninguna de nosotras pudo dejar de leer así.

Berta nos dejó queriendo leer a quien se nos cruzara por estos caminos, en voz alta, a todo gañote. Es por esto que en medio de la cuarentena se me ocurrió buscar a mis compañeros y compañeras para volver a leer en homenaje a nuestra querida profesora, que nos dio ese regalo bajo la sombra de los árboles.


 Puedes ver el recital en en canal de Youtube Autopista del Sur 

 



Venezuela biodiversa (Fondos de pantalla para descargar)


 

En estos tiempos de pandemia hemos aprendido, quizás de manera abrupta, el valor que tiene vivir en armonía con la naturaleza, su contemplación y cercanía nos ha hecho la cuarentena más afable y, en ocasiones, nos ha distraído del complicado panorama mundial. Fenómenos interesantes, cursos de aguas transparentes, especies animales recorriendo caminos inusuales, bajísimos niveles de polución, calles en silencio insospechado, parálisis súbita de la cotidianidad que estaba en las manos desquiciadas del mercado, nos hacen repensar las formas de vivir y habitar el mundo.
Tal vez no aprendamos todas las lecciones que nos impone la realidad, es mucha la sabiduría que necesitamos para procesar lo recibido, pero la naturaleza habla en su idioma hecho de silencio y profundidad, directo al corazón, a los ojos del alma. Con este espíritu, y en el marco del Día de la Biodiversidad, compartimos imágenes de nuestra Venezuela como un abrazo de luz y esperanza.

Son 20 fondos de pantallas; 8 para teléfonos verticales y 12 para escritorios horizontales. Fotografías: Guary Otero y Jesús Madueño. En IG @guaryotero y @jjmaur
Texto: Ana Núñez y José Javier León




















(Ensayo) 200 años de la Batalla de Carabobo.

 

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© 200 años de la Batalla de Carabobo.
Obra maestra del genio militar de Simón Bolívar
© Roberto López Sánchez
Ensayo.
Diseño y montaje electrónico:
José Javier León
Depósito Legal: N° ZU2021000176
ISBN: 978­980­18­2043­7
Editorial Urgente
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Maracaibo, Julio de 2021
 
 
 


 
 


Presentación
 
En 1971, con motivo del Sesquicentenario de la Batalla de Carabobo, mis padres nos llevaron a los hijos menores al Campo de Carabobo. Tenía yo 12 años. La primera explicación que obtuve de mi papá fue que sesquincentenario significaba 150 años (me sonaba muy rara esa palabra). Pero el mayor impacto de esa visita fue conocer que entre las estatuas de los héroes de Carabobo estaba el tatarabuelo de mi mamá, José de la Cruz Carrillo, que para ese día de la batalla tenía el grado de Coronel (luego General de División y posteriormente General en Jefe).
 
Lamentablemente mis padres ya fallecieron (Oscar López Ferrero, 1918­ 2011, y Josefina Sánchez Carrillo, 1924­2019), y no pueden presenciar este Bicentenario de la Batalla de Carabobo. Este escrito es en homenaje a ellos, porque formaron en sus nueve hijos una conciencia nacionalista y patriótica que se ha trasmitido en ambas familias de generación en generación, conciencia que integrada al esfuerzo de miles de otras familias, organizaciones sociales e instituciones que han conservado el recuerdo de esta gesta monumental que significó nuestra Guerra de Independencia, ha contribuido a fortalecer principios de soberanía nacional que en estos dos siglos de historia han estado siempre amenazados tanto por enemigos exteriores como por sus cómplices a lo interno.
 
Los doscientos años de la Batalla de Carabobo sirven para recordar a toda una generación de venezolanos que se rebelaron ante el colonialismo foráneo y reivindicaron por primera vez ante el mundo ya globalizado que este territorio patrio debía ser independiente. Soberanía que hoy nuevamente está amenazada por las distintas potencias del orden global, que se disputan el control de nuestras riquezas naturales e imponen brutales sistemas de opresión al pueblo de Bolívar. Hoy más que nunca tiene vigencia recordar a Carabobo.



Roberto López Sánchez (Caracas, 1958)
 
Profesor Titular de la Universidad del Zulia (LUZ) con ingreso en 1994. Licenciado en Educación. Magister en Historia de Venezuela (LUZ, 2005) y Doctor en Ciencias Políticas (LUZ, 2013). Egresado en pregrado con 19,41 puntos de promedio (LUZ, 1994). Actualmente dicta 4 materias en la Licenciatura de Antropología en LUZ: Historia de América, Historia de Venezuela, Intercambios Económicos, y Poder y Movimientos Sociales. Ha dictado 3 seminarios a nivel doctoral y 2 seminarios a nivel maestría en universidades venezolanas; y seminarios de Historia de Venezuela en la Universidad de Playa Ancha (Chile) y en las Universidades de Vigo y de Cádiz (España). Ha sido director de las Divisiones de Extensión y de Formación General; Secretario Docente de EUS; Coordinador de la Unidad Académica de Antropología, y de los Diplomados en “Formación Sindical y Prevención Laboral”; y en “Consejos Comunales” (16 cohortes graduadas). Ha dirigido 10 proyectos de investigación financiados por el CONDES-LUZ. Línea de investigación: estudio de los movimientos sociales. Ha publicado más de 50 trabajos científicos, incluyendo 8 libros, 5 capítulos de libros y 40 artículos en revistas arbitradas. Es autor de más de 50 ponencias en congresos científicos (22 de carácter internacional), organizador de más de 50 seminarios y conferencias de divulgación científica. También trabajó como profesor de Historia Universal, Historia de Venezuela y otras materias en el Colegio Fe Y Alegría, La Rinconada, Maracaibo, en 1993-1999. Entre otros reconocimientos, recibí la orden “Jesús Enrique Lossada” en su primera clase. (LUZ-2008); fué seleccionado al Programa de Estímulo a la Investigación (PEII). nivel C (más alto nivel),en las dos últimas convocatorias del MPPEUCT (2013 y 2015); y recibió el premio “Dr. Francisco Eugenio Bustamante” como mejor artículo científico (LUZ-1999). Ha publicado: “CARAL. LA NUEVA HISTORIA DESCOLONIZADA DE AMERICA” (2020); “UN NUEVO DEBATE SOBRE LA AMÉRICA INDÍGENA. ¿SE PUEDE SEGUIR LLAMANDO NUEVO MUNDO?” (2019); “EL MOVIMIENTO DE TRABAJADORES EN VENEZUELA DURANTE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA: 1999-2012” (2017); “MOVIMIENTO ESTUDIANTIL Y PROCESO POLÍTICO VENEZOLANO” (2007); “EL PROTAGONISMO POPULAR EN LA HISTORIA DE VENEZUELA” (2008-2015); “LOS CONSEJOS COMUNALES Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI” (2009); y “VENEZUELA ANTE LA GLOBALIZACIÓN, LA CRISIS MUNDIAL Y LOS RETOS DE SU DESARROLLO” (2012). Luchador social, activista del movimiento estudiantil y profesoral, vinculado al trabajo obrero, campesino, ambientalista, indígena y cultural desde 1977. Participante de la lucha armada revolucionaria (1977-1988); miembro del Frente Guerrillero Américo Silva. Sometido a persecución política y juicio militar en 1982. Actividad revolucionaria clandestina durante 1982-1988. Fundador de la Unión Nacional de Trabajadores-Zulia y miembro de su comité ejecutivo (2004-2012). Integró el consejo consultivo de la Federación Bolivariana Socialista de Trabajadores del Zulia. También coordinó la Zona Zulia-Falcón del Ministerio del Trabajo en 2004. En la División de Extensión de la FEC desarrolló anualmente seminarios sobre: Crisis política en Venezuela; Marxismo y Antropología; Movimientos Estudiantiles en Venezuela; Movimiento de Trabajadores en la Venezuela Contemporánea; Crisis Económica Mundial; Movimientos Sociales y Protagonismo Popular en la Historia de Venezuela; y La Lucha Armada en el Oriente de Venezuela: 1965-1990. Dictó entre 2014 y 2016 los seminarios Lucha de clases en el siglo XXI. Movimientos sociales y formas de participación política; y El análisis marxista y la sociedad global del siglo XXI, en el programa de Doctorado de la UBV.
 

 



(Poemas) Ídem

© ÍDEM
© Rafael Marín Rada
Poesía. Colección La Cigarra
Foto de portada: Ramy Kabalan
IG: @ramykabalan
Montaje electrónico: José Javier León
Depósito Legal: N° ZU2021000119
ISBN: 978-980-18-1846-5
Editorial Urgente
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Maracaibo, mayo de 2021

 

Rafael A. Marín Rada (Caracas, 1976)

Licenciado en Administración de empresas (URU, Maracaibo). Participó en 8 talleres de poesía dictados por el profesor Carlos Ildemar Pérez. Fue invitado al sexto y séptimo Festival de Poesía de Maracaibo. En octubre de 2020, a través de LP5 Editora presenta “Sumario” (un compendio de aforismos y textos breves). En diciembre 2020, se le otorga mención honorifica en el I Concurso Internacional J. Bernavil por su poema “Indeleble”, publicado en la antología del concurso. En enero de 2021, la revista digital argentina “+Poesía” publica uno de sus textos (“Conjuro”). En abril 2021, otro de sus trabajos es seleccionado por la Revista Awen para la décima segunda entrega de sus publicaciones.

 


El poema, "torzal de luz"

Las paredes altas como el sol
guardan secretos
y recitan historias en el valle de sus voces

 

No importa cuánto tiempo tengas tratando de escribir poemas, el que estás por escribir es único y tu relación con él, primordial, como quien apenas ha nacido. Y sin embargo, oh paradoja, el poema tiene el universo a cuestas hecho noche y soledad y de profundis el silencio eterno de los espacios infinitos, que aterró a Pascal.

Siempre será nuevo el poema y tus ojos, los primeros asombrados. "La luz esculpe laberintos en la sombra". Es el primer verso de este libro de Rafael Marín, Ídem, diario o bitácora de lo que va adquiriendo forma con (la materia d)el tiempo. Lo que vemos en líneas traspuesto "Bendice el pasado y sus quemaduras". Cada poema es un "primer paso". El poema nace cuando es noche en mitad del día, por eso la lucidez del mediodía, esa luz vertical, hecha de recuerdos. Hermosa imagen: torzal de luz, siendo el torzal un cordón de hebras de seda entrelazadas. 

El poema se abre a lo nuevo, decíamos, que es el vacío que precede a la plenitud. La idea siempre, "procurar el epicentro", una vocal tras otra "ensayando revelaciones".

La poesía es, o podría ser, "un espejo con llave/ que pronto se hará templo"; su presencia "habita el destello de los cristales", como la "huella dactilar del mundo". Cada definición, nunca de-finitiva, es una posibilidad de acercamiento, de asedio: "Aunque tu cuerpo lleve los hilos del tiempo / hay ramajes que el día ilumina con ojos cercanos". La posibilidad de un ars poetica, que se presenta como una obsesión:

Hay un templo en cada palabra
Pequeñas guaridas
Lugares secretos poblados de noches altas o ruinas sabias
Un trozo de sol donde caben las mañanas
y el arte de rescatar las cosas que andan sueltas
que nadie advierte

(...)
Se enciende al vértigo de los pájaros
que ven en los astros flores luminosas
mientras la noche abre sus labios sin palabras

(...)
Epopeyas
Sangre de inmortales
Revelaciones
rincones donde se estremece el viento

Es la poesía "Ala invisible que revela lo que salva". Está hecha, nos dice Rafael Marín "para las tormentas / para el revés que fluye". El poema, dice o murmura "habla cuando duermo / anda despacio pero siempre me rebasa". Es pues, conciencia del tiempo, de los estados mediúmnicos, de duermevela o de(s)borde, momento lúcido o iluminado, en el que ocurre la escritura en estado de revelación. Por eso en la dialéctica de tiempo y espacio, la escritura deviene plaza - ágora -, receptora de "rayos de luz" para los encuentros casuales y coincidentes, "imán para quien decide reencontrarse / o hallar un punto de partida".

Particularmente, como lector de poesía, procuro dejarme llevar por las intuiciones de quienes escriben explorando. Al menos es mi manera de acercarme, de ver o descubrir como al trasluz el itinerario de los asombros. Lo hago porque estoy convencido de que la poesía es un lenguaje que, cuando indaga, abre posibilidades insospechadas antes de que tales palabras se juntaran para resolver el enigma donde sólo había lo innombrable. A ese remanso me dejo llegar:

Todo es próximo claro y sin puertas
Todo se antoja lento
esencialmente lento

Porque lo esencial se hace con materia de tiempo, no el que pasa sin más sino ese efímero que se adensa y aletarga, que se vuelve rescoldo crepitante, transparente que arde sin desaparecer. Otra vez la escritura y el poema vuelven a ser invención del "fuego a mano alzada", mito cardinal, "Bendición primigenia del alma". Idem es un libro testimonial, ¿cuál de poemas no lo es? Sólo que aquí hay como la confesión del gesto, para que (le) quede claro a Ella : "Si evoco una palabra ella me lee", dice. Ella , "la sal que el cuerpo estrena", la que "custodia
mientras la tinta de marzo celebra los / balcones en primavera". Es testimonio de un amor que es torcedura, delirio y promesa de olvido. Y Ella , la posdata, como el poema -que es código o códice- "aparece en la noche". Es "la sal que el cuerpo estrena / un abrazo en cámara lenta / el espíritu en lo que se detiene". Y lo que hace la escritura es tamizar la vida y al hacerlo, la acrecienta, la vuelve enorme. La vida es más vida en el poema, más plena (de sentido). Aunque se borre al despertar.

 

José Javier León


 

 


(Poemas) De pequeñas caídas

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© De pequeñas caídas
© Venus Ledezma Azuaje

Poesía. Colección La Cigarra

Foto de portada: Ofelia Torres

Montaje: José Javier Léon

Depósito Legal: N° ZU2021000075
ISBN: 978-980-18-1761-1
Editorial Urgente
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Maracaibo, marzo de 2021


 

Presentación

Por sugerencia de alguien muy querido, inicio este pequeño libro con el cuento del primer texto. Nace, como todos los textos, de uno de mis recuerdos más marcados. Muchísimas veces mi mamá, enfermera, me llevó con ella a su trabajo. En ese tiempo trabajaba en el servicio más bravo del hospital: Emergencias. Tenía la guardia de la noche (más dura todavía). Como hasta las seis de la tarde estaba con ella, y con el resto de las enfermeras y médicos de guardia, allí en recepción. Había un pequeño crucifijo en la pared. Yo, tan chiquita, no entendía por qué los parientes de los que llegaban se quedaban ahí, mirando tanto esa pared. A las seis de la tarde, mi mamá me llevaba al cuarto de descanso. Desde esa hora hasta el día siguiente me prometía a mí misma mantenerme despierta, como ellos: enfermeras y médicos. Todos de vez en cuando iban a verme, descansaban 15 minutos y volvían a su trajín. Yo, mientras tanto, me inventé los mil y un juegos en ese cuartico, y había una ventana en lo alto por donde se oía, cercana la media noche, el coro de ranitas, lo que me terminaba de dormir. Jamás logré cumplir mi promesa. En ese trance, que se me cerraban los ojos, oía ̶ cuando entraban y salían del cuarto ̶ todas las notas de lamentos, quejidos, llantos. Hasta que me dormía. Yo creo que ese recuerdo grabó en mí esta extraña cercanía que siento con la muerte, pero no como una aparición angustiante o tormentosa, sino como una luminosa revelación de la vida. Sea, pues, esta primera pequeña caída un agradecimiento a esos desvelados que cuidaron y curaron.

VLA

 


 

Venus Ledezma Azuaje. Valencia, Carabobo. 1970.

Licenciada en Periodismo y Magíster en Literatura Venezolana por La Universidad del Zulia. Ha incursionado en las artes escénicas como actriz e investigadora en una búsqueda ética poética de lo humano. En ese sentido es referencia importante la obra teatral Final del Juego (1997), movilizado por el cuento homónimo de Julio Cortázar. Más adelante, gana el Concurso de Ensayos sobre Teatro 2018, otorgado por la Compañía Nacional de Teatro, con su ensayo 'Cuerpo metáfora. Reflexión en torno a un lenguaje poético escrito por el cuerpo del actor', en el cual se vierte, en el plano del pensamiento, aquella experiencia emprendida en 1997 alimentada posteriormente con lecturas de poesía y su universo estético. En ese recorrido, logró mención honorífica en la I Bienal Nacional de Literatura 2011, auspiciado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, por su obra literaria 'Esa voz que venía de ella era sangre de mi abuela'. Ha publicado en revistas especializadas en las áreas escénicas, como SituArte y Theatron. Desde 2013 hasta 2018 se desempeñó como jefa de Extensión de la Biblioteca Pública del Zulia 'María Calcaño', espacio en el que desarrolló múltiples eventos relacionados con la literatura, la promoción lectora y del libro en vinculación con las comunidades. Allí nace el Colectivo Poético El Marullo, del que forma parte. Colectivo de voces cuyos recitales se caracterizan por su solidaridad y compromiso con las causas justas. Desde 2019 hasta hoy asume como docente en la Escuela de Teatro 'Inés Laredo' de la Secretaría de Cultural del estado Zulia, donde impulsa la idea de integrar el elemento poético en todo el hacer creador del actor. En la Editorial Urgente tiene publicado Paso de aves (2018)



(Poemas) Muestrario

 
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© Muestrario
© Luis Finol
Poesía. Colección La Cigarra
Foto de portada: Jesús Madueño
Depósito Legal: N° ZU2021000064
ISBN: 978-980-18-1725-3
Editorial Urgente
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Maracaibo, marzo de 2021

 


 

 

 

Luis Manuel Finol Hernández
Maracaibo, 18 de mayo de 1993. Abogado diplomado en Derechos Humanos. Músico, guitarrista, cantautor y líder de bandas de rock lírico y experimental. Tiene
estudios en ingeniería de sonido en Buenos Aires (por concluir). Poeta desde muy temprana edad. Ha participado en grupos de teatro, movimientos ecologistas, voluntariado a favor de los refugiados, entre otras causas sociales.


(Ensayo) La idea de la unidad de Nuestra América en la Carta de Jamaica

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© La idea de la unidad de Nuestra América
en la Carta de Jamaica
© Carmen Bohórquez
Foto de portada: Jesús Madueño
Foto de la autora: Audio Cepeda.

Depósito Legal: ZU2020000156
ISBN: 978-980-18-1317-0
 

La primera edición del artículo apareció en La Carta de Jamaica
en el Siglo XXI. Aproximaciones críticas a un documento
bicentenario, publicado por el Centro Nacional
de Historia, Caracas, 2016, pp. 63-69.

 

Editorial Urgente
www.editorialurgente.com
editorialurgente@gmail.com

Carmen Bohórquez

Licenciada en Filosofía, egresada de La Universidad del Zulia. Cursó la maestría
en Filosofía en la Universidad de Michigan en los EE. UU. y el doctorado en Historia en la universidad La Sorbona, de París. Profesora emérita titular de La Universidad del Zulia y profesora visitante en universidades de Cuba y Salvador. Fue directora de la Escuela de Filosofía de LUZ y coordinó el programa de Maestría en Filosofía. Formó parte de la Comisión Presidencial para la Conmemoración del Bicentenario de la Expedición Revolucionaria de Francisco de Miranda. Desde 2011 durante cuatro años fue Diputada a la Asamblea Nacional de Venezuela. Fue Coordinadora de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad desde su creación en 2005 hasta el 2017. Ha publicado varios libros en el campo de la filosofía y la historia, entre los que destaca Francisco de Miranda. Precursor de las Independencias de América Latina. Fue distinguida con la orden Francisco de Miranda, en su Primera Clase, otorgada por la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela y la orden Jesús Enrique Lossada, en su Primera Clase.

 


Las obras (fotográficas y pictóricas) fueron expuestas en La Estancia: "Bolívar Imagen y Símbolo Emancipador" (pintura, escultura e instalación) y "Nuestro Bolívar de Cada Día" (fotografía). Octubre 2011.



Por 
José Javier León
Entendemos mejor el dolor que la gloria. En el dolor -humano definitivamente- podemos pensar; en la gloria no; la gloria es irracional; sólo nos es dado admirarla; vería desde lejos, e inalcanzable; ver la gloria -siempre ajena- nos deja sin palabras; nos vuelve cosas y como cosas, insensibles. ¿No nos sembraron el culto a la gloria, las fiestas patrias de la oligarquía?
La gloria es un placer extático. Pasmo, súbito y fugaz. El dolor en cambio, y la tristeza son la certeza del cuerpo en el tiempo, su peso en el mundo. Sabemos por el dolor que estamos vivos. Y si la memoria está viva es precisamente porque duele.

Cuando la historia se convierte en memoria gana cuerpo y presencia. La memoria es el pasado vuelto presente, dolor encarnado; la historia, en cambio, vuelve el tiempo puro espacio. La memoria torna cuerpo el pasado, lo hace tangible, palpable, sensible. La historia no tiene más destino que escribirse y quien [la] escribe queda necesariamente fuera del texto. La historia es externa; la memoria, eterna.



La memoria pide la palabra y se hace con palabras que discurren. Y si no son de aire sino escritas, se desprenden del texto; gravitan. La ráfaga de humanidad no construye cultos ni templos, se queda a ras de vida. Ese desprecio por lo fijo, lo aprovecha el Poder para levantar efigies en piedra o bronce. La memoria oficial borra los cuerpos y su presencia casi humana para imponer el respeto mudo, la imagen vacía de los héroes. La memoria del poder se construye con duros materiales porque su sueño es la petrificación. No hay poder eterno, [vana ilusión], pero el poder sueña la eternidad y la reclama para sí, remedándola en la finitud de la materia.

No cabe duda de que los raptos de humanidad profunda existen y se expresan en las distintas formas que en la cotidianidad asumen las imágenes de los héroes y las heroínas, éstas por cierto hace rato más cerca del pueblo que de la historia oficial. Menos madres votivas que lanzas aguerridas.

Las multiplicadas réplicas copian el gesto heroico, el perfil mayestático, la medalla, la apostura celestial, la mirada y la frente altivas, serenas, infinitas. No importa la calidad del artista o de la obra, el gesto en esencia es el mismo, el cuerpo se yergue vigoroso y el pecho ostenta plenitud. Las formas de la eternidad se reproducen incluso en baratijas: los mismos ojos negros atraviesan el tiempo y nos interpelan.

Aparece Bolívar para decimos, pese a la distorsionada historia oficial que alabó las formas despóticas del poder, que ciertos hombres y mujeres existieron y dieron sus vidas -y lo perdieron todo- por la Patria -venciendo el olvido-. Las oligarquías volvieron piedra el recuerdo de los Padres de Todos y abusaron de sus nombres para rubricar fingidamente sus destinos, para crearse abolengos heroicos. Fueron también los más decididos a borrar la humanidad, los dolores, los sacrificios y pesares de quienes se volvieron, porque la vida es pertinaz, rumor secreto, digna rabia de los pobres.

Cuando su humanidad, cuando el Bolívar de carne y hueso, el que atravesó el continente afiebrado, conmoviendo ejércitos de desharrapados para dar cumplimiento a lo que parecía imposible. Cuando lo vemos compartir la soldada y la soldadesca. Cuando lo vemos caer y levantarse, comprender y avizorar el futuro. Cuando definitivamente aparece cada cien años, es porque los pobres lo invocan, porque se hace coro en las bocas.

Cada tanto, el nombre de Bolívar vuelve en los rostros curtidos de los olvidados de esta tierra la misma que tantas veces cabalgó trajinando su sueño de Patria Grande. Cada tanto, baja, literalmente de la piedra, del bronce, del recuerdo pétreo de las oligarquías y de sus papeles oficiales. Pero sabemos con una certeza de hierro, que su nombre no será utilizado
nuevamente en vano -y burlado- por aquellos que desde 1830 celebran su «muerte». Para ellos Bolívar no volverá a nacer. Con la misma fuerza no obstante, sospechamos que su nombre, hoy, de boca en boca en la América morena, en Nuestra América, en la insurgente Abya Yala, con la misma fuerza que reclama nacimiento, nos acompaña en su esfuerzo de seguir vivo y, a nuestro lado lucha.

Su lucha como aquella, es la nuestra, y de nuevo pende sobre la historia hecha memoria el apotegma de Walter Benjamin: «ni los muertos estarán a salvo del enemigo, si éste vence».

¡Necesario es vencer! 
 
Publicado en el blog de José Javier León