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Prólogo
Los textos que aquí se reúnen son el resultado de la fuerza que busca hacerse sentir para exponer certezas y convicciones, y al mismo tiempo dudas e interrogantes. En todo momento, han hecho posible que pueda pensar en voz alta para conversar y decir. A veces para defender un punto de vista, otras veces para llamar la atención sobre algo extraordinario, que no debería pasar de manera inadvertida.
En su Canto General, Neruda (1) para referirse a su literatura dijo: “Ha nacido de la ira como una brasa, como los territorios de bosques incendiados (…) Pero no sólo cólera en sus ramas encontraste: no sólo sus raíces buscaron el dolor sino la fuerza, y fuerza soy de piedra pensativa, alegría de manos congregadas”. Nunca las citas son exactas pero dicen o reflejan una intención.
Si algo queda superado con este trabajo es la tentación monotemática. Aquí se registran diversos ángulos, temas y geografías. Se pasa de un tema a otro con exagerada facilidad, no para abandonar las razones de fondo, no para eludir el compromiso, pero si para ponerle pasión y contexto a la experiencia vivida y a veces sufrida.
Los textos aquí se autoconvocan y se juntan. Crean y recrean un mundo, que puede verse como algo aparte, pero que responden a una finalidad precisa: registrar las horas y las emociones, desde la perspectiva personal e intransferible. Hay convicciones y pasiones.
Algo ha cambiado. Vivimos en tiempos de transiciones aceleradas. Pasamos del reino del imperio de la tinta y el papel al mundo digital o electrónico. Nuevos mitos nos acechan.
Unas supuestas redes sociales dicen que van a sustituir la familia, los camaradas, los amigos del trabajo, los vecinos y la religión. En realidad son redes virtuales, una burbuja de ilusión. Allí estás y no estás; te tengo y no tengo. Pero no es poco lo que ocurre. Estas redes tienen usados, no usuarios. En Internet creas una ”cuenta”. Este término es el mismo que usan los bancos cuando tienes que guardar y administrar tu dinero. En Facebook hay dos conceptos que se trastocan: biografía y amistad. Biografía es la trayectoria de alguien a través de la vida. Ahora puede ser lo banal que la persona coloca en un campo que lleva ese título: biografía: “Amanecí sin jabón”, “me mata el calor”, vanidad de vanidades. El drama está en que si se banaliza tu biografía también se banaliza tu vida. No se sabe dónde está lo valioso. Lo mismo sucede con el concepto de amistad. Siempre se le consideró decisivo para el buen vivir. Ahora es la “acumulación capitalista de contactos y de “me gusta” como signo que supuestamente vincula” (2). Abunda el narcicismo y el exhibicionismo. Hay mucho contacto y nada de comunicación verdadera, aquella que los clásicos entendieron como el acto de verse, mirarse, conocerse, apoyarse, complementarse y tocarse.
Esta era nos obliga a re-pensarnos y re-situarnos para no correr detrás de la computadora. Ya sabemos que “alguien tiene que sembrar y cosechar arroz mientras otros están navegando en la web” (3).
Cuando recorro de nuevo estos textos, para quitarles el polvo del camino, o para sumar un nuevo sustantivo, concluyo que bastante caso le hice a lo que recomienda Sully Prudhomme (4): “Seamos como el pájaro / posado por un instante /en una rama frágil /que siente moverse /pero entretanto canta /porque sabe que tiene alas”. Lo que ha tenido que ser dicho se ha dicho.
Para facilitar la exposición de los textos los he dividido en tres capítulos: En el primero, están aquellos que buscan reflejar cada momento con sus nudos conflictivos políticos, sociales, culturales; en el segundo, se reserva un espacio para la memoria y el testimonio; en el tercer capítulo, se registra el diálogo con distintos autores y sus libros o sus obras. Los libros son reseñados, glosados y a ratos llevados a la crítica amistosa.
Mucho me costó ubicar cada texto en esta división imaginaria; mucho, porque en realidad todos están tocados por el verso compartido y el análisis que tiene un origen común.
Dichas estas palabras preliminares, aquí comienza este relato cincelado con palabra indomable y pasionaria.
Notas
(1) Neruda,
Pablo (2005). Canto general. Chile, Pehuén Editores, P.
484
(2) Serrano,
Vicente (2017). “Fraudebook es como una falsedad que fomenta el
narcicismo y el exhibicionismo”. Disponible en:
http://humanidades.uach.cl/2016/01/22/presidente-de-asociacion-
chilena-de-filosofia (Consulta: abril, 26).
(3) Pollyana
Ferri y Fábio Fernandes (2014: 96) No tempos das telas.
Reconfigurando a
comunicacao.
Sao
Paulo, Estado Das Letras e Cores. P.
96.
(4) Sully
Prudhomme, pseudónimo de René Francois Armand Prudhomme. Fue el
primer ganador de un Premio Nobel de Literatura en 1901.
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